Reflexiones, ideas y anécdotas de una mamá puérpera...

martes, 9 de agosto de 2011

Como una caricia al corazón

   Eso es lo que sentí, el día que abrí el blog de Meli (biencriando), para chusmearlo y tener alguna buena lectura y me encontré con un premio! Para MI! Y yo ni tenía blog. Me hizo muy feliz que mi compañera de puerperio haya pensado en mi para este premio pro lactancia.
   Como hizo ella, supongo que tengo que contar hasta cuando andaremos teteando por aquí. Siento que la respuesta no la puedo dar yo, sino el peque, será él quien de vuelta de página y empiece otro capítulo.
    Aprovecho la ocasión para contar una experiencia que acabo de vivir hace pocos días, experiencia que sentí especial y extraordinaria. Resulta que hará unas semanas, decidí ir al cine (me gusta mucho el cine y mi niña interior no podía renunciar a ver el final de la saga de Harry Potter :P). A Luca lo dejaría con mi mamá, ya que sospecho que aún no puede disfrutar con mamá de una peli. Tres días antes comencé a sacarme leche. Con Luca solo estuvimos separados unas pocas horas, los motivos fueron un casamiento y una película en el cine. Yo estaba un poco preocupada, porque en la última ocasión, le había dejado dos mamaderas con 125 mm y se las tomo toditas en tres horas (lo que duró mi salida), eso me sorprendió mucho (como la teta no es transparente no tengo idea cuanta leche toma). Esta vez quería dejar más provisiones, por las dudas y comencé a extraerme leche tres días antes (una mamadera por día, tampoco es que andaba como loca con el sacaleches todo el tiempo, aunque el último día medio me descontrolé y lo llevé a lo de mi mamá "para sacarme un poco más"). Cuestión que dejé cuatro mamaderas para el peque. Se acercaba la hora para irnos y yo sentía por dentro mucha ansiedad, nervios, no me sentía cómoda, hasta me empecé a cuestionar que por qué no esperé a ver la película en DVD. Luca estaba con mi mamá y mis hermanos jugando, y yo me sentía muy rara. Faltando media hora para irnos, veo que se empieza a ofuscar y decido darle una última teta. Nos fuimos a la pieza, nos acostamos y tomó la teta. A medida que iba pasando el tiempo, me fui relajando cada vez más y más, la ansiedad se me iba yendo junto con los nervios, toda esas sensaciones se iban diluyendo. Luca se quedó dormido. Y yo maravillada, por haber tenido ese momento juntos, para los dos antes de irme. ¿Habrá sido el efecto de la mágica oxitocina?, ¿la que Michel Odent define tan acertadamente como la hormona del amor?  Y me fui feliz. Ahora ya aprendí para la próxima vez que Luca no me pueda acompañar  a algún lugar, que la mejor manera de irme es haber estado así de juntos.

Quisiera pasarle este premio a dos mamás: a Mica de Mirando tus ojos aprendí, porque logró dar la teta luego de una cesárea, y porque aunque le hubiera gustado que su historia de lactancia durara un poquito más creo que lo hizo FENOMENAL.
Y también a mi comadre que alimenta a mi ahijada con lo mejor que le puede dar, porque es una defensora de la teta 100% y siempre desea a toda mujer la posibilidad de vivenciar la lactancia... para vos Paolis (creciendo juntas) con mucho amor.

3 comentarios:

  1. Gracias AMIGA!! TE AMO!!
    Yo me sentí igual todo el sábado antes de irme al casamiento... Cómo nos entendemos, eh...

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  2. Gracias Flor!! de verdad!! que lindo premio =)

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  3. De nada chicas... es un placer y gustazo para mi.
    Pao: viste que loco?

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